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Las bailarinas lógicas: “Realidad”.

 

 

Realidad.

¿Qué es “lo real”? ¿Es real eso que se me presenta como mundo, como sumatorio de impactos en mis sentidos? ¿Es eso, por el contrario, puramente ilusorio? ¿Me permiten los sentidos acceder a lo real o me lo ocultan? ¿Cómo puedo salir de mis sentidos para comprobar si, efectivamente, ellos están percibiendo realidad?

¿Lo que tengo delante -la realidad sensible- es un velo que cubre la verdadera realidad? ¿Cómo puedo desgarrar ese velo? ¿Por qué existe ese velo?

¿Cómo sé que esto -este momento en el que escribo sobre lo real- no es un sueño y que no despertaré, de pronto, en otra realidad más “real” que ésta? ¿Se pueden medir los niveles de realidad?

Un íntimo amigo mío ingirió ayahuasca hace unos meses. Bajo los efectos de esa “planta” (¿diosa?) accedió a una realidad inconmensurable con la que estaba desplegada antes de la ingestión: un cosmos vegetal, vivo, poblado de misteriosos mandalas, con una diosa-planta consciente y deseosa de amar/acoger/devorar a mi amigo (como todas las diosas). Pero lo verdaderamente sorprendente para mí fue que mi amigo aseguraba que aquella realidad -aquel misterioso y tangible teocentrismo vegetal- parecía más real que ésta: más nítida, más definida, más sólida, más fiable…

La textura de lo real.

Al ocuparme de Materia [véase] conté lo siguiente:

Hace algunos años tuve yo este sueño: bajaba por la escalera de la casa de pisos donde viví hasta los nueve años. En esa escalera había una ventana desde la que se divisaba un jardín. De pronto supe que estaba soñando y que, por lo tanto, podía construir en la materia de mi mente lo que yo quisiera.

Y quise volar. Y volando pude llegar a las ramas de uno de los árboles. Allí pasé un buen rato rozando con mis dedos la superficie onírica de ese ser vegetal que se movía con la brisa de mi mente.

Pude tocar la materia de los sueños. Fue una de las experiencias más extremas y sublimes que puedo recordar desde este nivel de conciencia. La materia de los sueños/la materia del universo real.

Y en aquella conferencia recordé la frase de Shakespeare que aparece en La Tempestad: “We are such stuff/ As dreams are made on”.

Somos de la misma materia con la que están hechos los sueños. Pero… ¿de qué están hechos los sueños? ¿De qué están hechas todas las realidades?

La literatura de “ficción” ha intentado muchas veces recoger realidad. Realidad verdadera (no fantasías de pirados burgueses). Hacer como de espejo. Dentro de esos intentos cabe destacar el de Emile Zola y su naturalismo, el de los realistas (éstos espejeando, al parecer, una especie de realismo burgués) y el de eso que se llamó nuevo periodismo (Truman Capote). A mí esos textos siempre me parecieron extramadamente artificiosos, demasiado finitizados (demasiado protegidos del impacto del infinito). La imagen que aparece sobre estas líneas pertenece a una película que yo sentí hiper-realista: Mulholland Drive, de David Linch.

Creo que cabe acercarse a la bailarina “Realidad” siguiendo este orden:

1.- Posicionamientos básicos del pensamiento filosófico frente a “lo real”. La caverna de Platón. El Maya indio. Idealistas versus empiristas.

2.- Otros acercamientos filosóficos a lo real. Lo real como lo que se presenta ante la conciencia. Empiristas lógicos: la expresión “real” no tiene significado.

3.- Ontología: ciencia de lo real en cuanto real.

4.- Relación entre lenguaje y realidad.

5.- El problema de la cognoscibilidad de lo real. El dualismo inplícito en la posibilidad misma del conocer.

Mis provisionalísimas ideas sobre eso de la “realidad” son las siguientes:

1.- Real será aquello que se sienta como tal desde dentro de un determinado Cosmos; esto es: lo que sienta una conciencia que respire dentro de una concreta finitización del infinito, hechizada por un Logos.

2.- Algo será real -para una conciencia finita- cuando tenga un lugar lógico: cuando pueda encontrar un hábitat en algún sistema de universales ya legitimado. Aquí la Poesía es decisiva. Y todas las teorías cientistas-materialistas (o psiquistas) que deambulan por el paradigma actual son fenómenos poéticos.

3.- Lo real es lo que se ve como tal. Lo que se siente como tal. El periodismo, en cualquiera de sus soportes -y sin mala fe necesariamente-, genera un peligroso hechizo: selecciona partes minúsculas del infinto de lo real de un día y las eleva al estatus ontológico de realidad total. Por ejemplo: una violación en Sevilla.

4.- Creo que Materia, Magia, Deseo y Realidad son lo mismo. Creo que lo que se presenta ante una conciencia finita es siempre arte: el resultado de una actividad creadora. La realidad es una obra de teatro y nosotros -como dijo Schopenhauer- somos los secretos directores de esa obra. El mundo es Maya. Sí. Pero también es sagrado. La obra de teatro en la que ahora estamos es sagrada. Por eso considero nefasta la mentira: es una falta de respeto a Maya y, sobre todo, un absurdo: no hay a quien engañar.

“Realidad”. Una bailarina lógica que vamos a ver cantando y llorando en una escena crucial de Mulholland Drive. Llorando desde la conciencia de su oniricidad (su realidad teatral) y desde su necesidad de ser amada (de ser creída/creada, convertida en un logos… un cosmos real). Al final de su canción (que no es suya, nada es suyo) veremos cómo se desmaya. Las espectadoras, que son también personajes de ficción, materia de sueños (pero materia muy sintiente), sentirán estupor: el principio de razón se ha desactivado: alguien sigue cantando desde la nada mientras se evidencia que la cantante ha dejado de cantar, que está en el suelo, como muerta. Ya no hay cosmos (orden): lo “real” muestra obscenamente -prodigiosamente- su textura mágica/artística/ teatral. Ruge el misterio (me viene a la memoria la última María Zambrano)… y accedemos al hiperrealismo. A lo serio.

David López

 

Sex Puncta Mystica

 

 

        

 

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         El próximo 9 de febrero de 2009, dentro del programa “Obras maestras del arte filosófico” que estoy desarrollando en la Escuela Libre de Filosofía (Ámbito Cultural), trataré de compartir lo que me hacen pensar, y sentir, algunos párrafos de un texto que Jakob Böhme escribió en 1620: Sex Puncta Mystica. Y para facilitar el trabajo y el placer filosófico no solo a mis queridos alumnos, he creído oportuno ofrecer aquí mi propia traducción de esos párrafos.

         Jakob Böhme, a pesar de su influencia decisiva en la filosofía alemana del siglo XIX (y por tanto en la filosofía “universal”), apenas ha sido objeto de atención por parte del pensamiento que se expresa en español. En este desierto, es justo decirlo, destaca una brillante obra de Isidoro Reguera: Jakob Böhme, edit. Siruela, Madrid, 2003.

         Supe de la existencia y de la relevancia de Sex Puncta Mystica gracias a Schopenhauer, el cual, en un sorprendente capítulo que lleva por título “Magnetismo animal y magia” –incluido en Sobre la voluntad en la naturaleza– trata de legitimar racionalmente su sistema metafísico con ideas de varios místicos, magos y visionarios. Ente ellos destaca Jakob Böhme y, de todo lo escrito por aquel zapatero, una cita de Sex Puncta Mystica: la obra que, en extracto, quiero compartir con vosotros.

         He realizado esta traducción a partir de la edición de Friedrich Schulze, Leipzig, 1938. La cita de Böhme que se incluye en la obra de Schopenhauer Magnetismo animal y magia sigue publicándose en español a partir de la traducción de Miguel de Unamuno, la cual es muy defectuosa. En ella encontramos la palabra alemana Wesen traducida como “esencia”, lo cual no es incorrecto. Yo, no obstante, y para facilitar la compresión de este texto, he optado por traducirla como “ser”. Por otra parte, he querido mantener en mayúscula la palabra Magia para que se explicite su enorme relevancia metafísica y teológica en el pensamiento de Jakob Böhme. Quiero también señalar que la presente traducción es provisional; esto es: intentaré pulirla con el tiempo, según avance en mi conocimiento sobre lo que vio aquel zapatero. Quedo obviamente abierto a críticas y a sugerencias.

         Finalmente, quisiera advertir de la extraordinaria complejidad lingüística de Jakob Böhme, la cual, “afortunadamente”, no se manifiesta con demasiada virulencia en este abismático texto.

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Sex Puncta Mystica*

Jakob Böhme

(Extracto)

 

         La Magia es la madre de la eternidad, del ser de todos los seres, pues se hace a sí misma; y se hace comprensible en el deseo [Begierde].

         Ella es en sí misma nada más que una voluntad; y esa misma voluntad es el más grande misterio de todas las maravillas y de todos los secretos y se conduce a sí misma a través de la imaginación del hambre deseante en el ser [begierigen Hungers in Wesen].

         Ella es el origen de la Naturaleza, su deseo hace una imaginación, la imaginación es solo la voluntad del deseo: pero el deseo hace en la voluntad un ser tal y como la voluntad es en sí misma.

         La verdadera Magia no es ningún ser, sino el espíritu deseante de los seres. Ella es una matriz insubstancial, pero se revela en el ser.

         Magia es espíritu, y el ser es su cuerpo, y sin embargo los dos son solo uno, de igual manera que cuerpo y alma solo es una persona.

         Magia es el más grande secreto, pues ella está por encima de la Naturaleza; ella hace la Naturaleza según la imagen de su voluntad: ella es el misterio de la Trinidad, entiende la voluntad en el deseo de ir hacia el corazón de Dios.

         Ella es la modelación en la sabiduría de Dios como un deseo en la Trinidad, en el cual la eterna maravilla de la Trinidad desea revelarse con la Naturaleza: así es el deseo, que se introduce en la Naturaleza tenebrosa y a través de la Naturaleza en el fuego y a través del fuego, a través de la muerte o la rabia, en la luz que va a la Majestad.

         Ella no es Majestad, sino el deseo de la Majestad. Ella es el deseo de la fuerza divina, no la propia fuerza, sino el hambre o el desear en la fuerza; ella no es la omnipotencia, sino lo que conduce la fuerza y el poder. El corazón de Dios es la fuerza, y el Espíritu Santo es la revelación de la fuerza…

         A través de la Magia se realiza todo, el bien y el mal. Su forma de operar es la nigromancia, pero se distribuye en todas las cualidades. En el bien la Magia es buena, y en el mal es mala.

         Ella sirve a los niños para llegar al reino de Dios y a los brujos para llegar al reino del Diablo; pues el entendimiento puede hacer con ella lo que quiera; ella carece de entendimiento y sin embargo lo conceptúa todo, pues ella es el concepto de todas las cosas.

         No se puede expresar su profundidad, pues ella es desde la eternidad el fundamento y sostén de todas las cosas; ella es a la vez un maestro de Filosofía y también una madre.

         Pero la Filosofía conduce a la Magia, su madre, como quiere. Así como el poder divino, como el Verbo (o el corazón de Dios), lleva al padre severo a la suavidad: así también la Filosofía (como entendimiento) lleva a su madre a un suave tormento divino [sanfte göttliche Qual].

         Magia es el libro de todos los estudiantes: todos los que quieren aprender, sea un alto o bajo oficio, deben aprender primero Magia. También el labriego en su campo debe ir a la escuela mágica, si quiere cultivar su campo.

         Magia es la mejor Teología; pues en ella se fundamenta y se encuentra la verdadera fe. Y ella se burla del bufón; porque no la conoce y blasfema contra Dios y contra sí mismo y es más un charlatán que un sabio teólogo.

         Como quien mira a un espejo y no se entera de cuál es la disputa; pues mira desde fuera; así mira también la Magia el falso teólogo a través de un reflejo y no entiende nada de la fuerza: pues ella es divina y él no divino, más bien demoníaco, según la propiedad de cada principio. In Summa: Magia es la actividad en el espíritu deseante [Willensgeiste].

 

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                           Jakob Böhme (1575-1624)