“Estas son, pues, las cosas del amor en cuyo misterio también tú, Sócrates, quizás podrías iniciarte”.
En la base de nuestra civilización hay un brillante universo de palabras que fue creado hace veinticinco siglos por un hombre llamado Aristocles (luego conocido como Platón). Sería un error creer que se trata de un universo ya explorado, ya leído definitivamente. También lo sería la convicción de que ese universo cabe en un sistema interpretativo, en una doctrina ya claramente perfilada gracias a los excelsos estudiosos que han sido (con razón) hechizados por él.
En este curso vamos a viajar por todas y cada una de las obras de Platón como si fueran lugares todavía inexplorados, intactos, nunca leídos antes, intentando, en lo posible, disfrutar de su eterno ‘olor a nuevo’, y hacerlo, además, teniendo muy presente el testimonio de otros viajeros: de otros lectores, algunos de ellos sin duda ineludibles.
Se trata de no caer en lecturas estereotipadas, condicionadas a priori por modelos de lectura, de posibilidad (de necesidad incluso), los cuales, gracias a su eficacia y a su capacidad de simplificación, pudieran haberse hecho pasar por la inefable realidad del corpus platónico.
Y, en el centro de ese universo de palabras, encontraremos una escalera con la que, gracias a la poderosísima energía del amor (del amor puramente erótico), se nos dice que podremos llegar a contemplar la belleza absoluta. La belleza en sí. La belleza infinita. Lo sagrado.
Pero, aunque son el amor y la belleza las energías fundamentales que mueven el universo platónico, hay en él mucho, muchísimo más. En sus teatralizados diálogos, se reflexiona, con una lucidez y una elegancia realmente excepcionales, sobre casi todo: la justicia, la divinización de las leyes, la relación con los dioses, la posesión poética, la sensatez, la amistad, las relaciones entre padres e hijos, la virtud, la educación, la política, el conocimiento humano, las ideas, las ciencias físicas, la muerte, el alma humana…
Mi sensación personal es que los textos de Platón son una pócima mágica que sirve para llevar la belleza (y la grandeza) a nuestro propio pensamiento: convertirlo en una sublime obra de arte (del arte de la Lógica). Pensar bellamente (esto es: lógicamente, correctamente) propicia no solo la belleza en nuestra conducta y en nuestros sentimientos, sino también la visión de la belleza absoluta, la cual sería equivalente con la verdad absoluta. Piensa bien y acertarás.
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PROGRAMA
1.- Introducción. Presentación general del curso.
2.- Platón. Una aproximación biográfica.
3.- Apología. La honorabilidad del ser humano individual. El sujeto que reflexiona libremente sobra sus obligaciones frente a la sociedad.
4.- Critón. La sacralización de las leyes vigentes. La coherencia y la heroicidad del ciudadano que rinde culto a las leyes.
5.- Eutifrón. El fanatismo, la desactivación del sentimiento. Un hijo acusa a su propio padre.
6.- Ion. Los artistas son poseídos por la divinidad. En realidad no saben lo que hacen, en manos de qué están. Los destinatarios del arte quedan imantados.
7.- Lisis. El misterio de la amistad.
8.- Cármides. “Sophrosyne”: sensatez, disciplina, discreción, templanza, autocontrol, moderación, prudencia…
9.- Hipias menor. Sócrates se sorprende ante esta, para él irrefutable, consecuencia de sus propios razonamientos: el ser humano bueno comete la injusticia voluntariamente, y, el malo, involuntariamente. Quizás es que la buena conducta requiera la libertad (y, sobre todo, la capacidad) de obrar mal, y también un no ser ni bueno ni malo.
10.- Hipias mayor. Un primer asedio dialéctico al misterio de la belleza.
11.- Laques. La andreía (la valentía) y su relación con la areté (la virtud general). El tema de la óptima educación de los hijos.
12.- Protágoras. ¿Se puede enseñar la areté? ¿Hasta dónde llegan las posibilidades de la educación?
13.- Gorgias. Una discusión sobre “los principios morales que nos conducen al bienestar político”.
14.- Menéxeno. Una crítica de los discursos rituales (en este caso, de un discurso fúnebre). La veracidad debe ser el único fundamento de la elocuencia.
15.- Eutidemo. Es crucial que los jóvenes se ejerciten en el pensamiento filosófico y en la virtud.
16.- Menón. Una vez más: ¿se puede enseñar la virtud?
17.- Crátilo. ¿Los nombres de las cosas y de las personas son meras convenciones? ¿Lleva cada cosa, y cada persona, su propio nombre esencial?
18.- Fedón. El misterio de eso que sea “el alma”.
19.- Banquete (1). Discursos sobre el dios Eros (el dios del deseo).
20.- Banquete (2). El discurso de Diotima de Mantinea: un lugar decisivo del corpus platónico. Y de la Filosofía universal.
21.- Fedro. La mente del filósofo es alada.
22.- República (1). El desafío de construir una sociedad equilibrada, la cual solo será posible si está formada por seres humanos cuyas almas estén también equilibradas.
23.- República (2). La ciudad ideal según Platón. El gobierno de los filósofos (y de las filósofas).
24.- Parménides. ¿Es lógicamente riguroso sostener la multiplicidad de las cosas? ¿Hay solo una cosa, indivisible además?
25.- Teeteto. ¿Qué es el conocimiento?
26.- Sofista. El tema del no-ser.
27.- Político. El mejor político es el filósofo.
28.- Filebo. Relación entre el placer y la inteligencia.
29.- Timeo-Crítias. La cosmología platónica. El misterio de la Atlántida.
30.- Leyes. Y algunas reflexiones generales sobre las obras de Platón.
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Importe del curso entero: 125 euros.
Esta cantidad incluye —aparte de las grabaciones de las 30 conferencias— una atención personalizada y, también, una bibliografía a la carta. Esto significa que cada alumno me tendrá a su entera disposición para responder a todas sus dudas y para aconsejarle sobre textos que pudieran ser de su especial interés. De esta forma, se podrá realizar un viaje personal, único, dentro del que ofrece este curso.
[Puede también adquirirse el curso completo desde este enlace]