El diccionario filosófico que estoy construyendo -o que me está construyendo- está vivo. Más vivo quizás que yo mismo. Me consta que muchas personas están imprimiendo los textos de presentación de cada una de las palabras y que los están coleccionando, a pesar de que, por el momento, sólo estoy ofreciendo ideas sueltas, esbozos, resúmenes de conferencias en realidad.
Pero las bailarinas lógicas están vivas, crecen, agarran sus manos temblorosas por debajo de mis textos, ingrávidas en el infinito, y crean así bailes nuevos, más amplios, más sorprendentes, más hechizantes si cabe.
Hoy mismo voy a ampliar la palabra “Estado”. Probablemente pase mi vida entera haciéndolo. Y ampliando también las demás. Por eso creo que no deben coleccionarse mis textos como si ya estuvieran petrificados en el participio pasivo.
Quisiera manifestar públicamente mi sorpresa, y mi agradecimiento, por la gran cantidad de personas que están compartiendo conmigo esta experiencia filosófica.
David López