Lo que aparece en la imagen es la escultura de un ser que, en 1758, se denominó a sí mismo Homo sapiens. En realidad lo hizo Carlos Linneo. Se ha dicho de este dador de nombres que fue un gran poeta sueco dedicado a la biología. Rousseau y Goethe le veneraron. No fue Dios quien puso nombre a los animales. Ni siquiera al animal humano, que parece haberse puesto nombre a sí mismo.
Homo sapiens. Ser humano. ¿Estamos ante bailarinas lógicas, puros símbolos, nadas que quieren ser algo en una conciencia? ¿Las conciencias son siempre “humanas”? ¿Soy yo, el que ahora escribe, un ser humano? ¿Lo eres tú, lector? Hemos de suponer que sí. Pero ¿qué es eso exactamente?
Antes de exponer lo que ocurre en mi mente cuando baila en ella la bailarina “Ser humano”, sugiero asomarse a las siguientes ideas, preguntas y perspectivas:
1.- El relato cientista-naturalista-evolucionista: a la materia [Véase “Materia”] en la que cree ese relato (a su universo), de pronto, en un punto concreto de su despliegue temporal, le ocurre, le brota, algo prodigioso: el ser humano. Se dice también que ese ser es un ‘lugar’ donde el universo se contempla a sí mismo. Estado actual de esa narración: en la primera versión de este artículo (2013) esa narración afirmaba que el primer ser humano moderno (con cuerpo y comportamiento igual al nuestro) habría aparecido en la actual Etiopía (hay restos encontrados de 195.000 años). Son los hombres de Kibish, descubiertos en 1967 por Richard Leakey. Pero, al parecer, desde 2017 hay otro lugar en el planeta (en el universo conocido) que tiene ahora el honor de ser nuestra primera cuna, nuestro primer brote: Jebel Irhoud, en Marruecos (315.000 años).
2.- El ser humano como secuencia genética. “El genoma humano”. ¿Cuándo empieza exactamente la materia a ser un “ser humano”? ¿Cuándo deja de serlo? ¿Es el código genético la esencia de lo humano? ¿Qué límites de diferencia, de deformidad, de alejamiento del modelo básico de “genoma humano”, son admisibles para seguir hablando de “lo humano”?
3.- El cuerpo humano. Modelos de cuerpo humano. El Hatha Yoga: el cuerpo como lanzadera espiritual. El modelo platónico: cuerpo/malo versus alma/buena). El cuerpo humano y su tensión con la sociedad… Sugiero la lectura de esta obra: Peter Brown, Body and society, Columbia University Press, Londres 1988.
4.- Shakespeare (La Tempestad): Estamos hechos con la misma materia con la que se hacen los sueños.
5.- Biblia: Corintios 3, 16-17: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”
6.- El hombre es el templo de Dios. Transcribo a continuación unas palabras de Paracelso sacadas de esta obra: Jolande Jacobi (edit): Textos esenciales. Paracelso, Siruela, Madrid 2007, p. 101. La traducción es de Carlos Fortea, y la obra cuenta con un epílogo de C. G. Jung. “Qué maravillosamente ha sido creado y configurado el hombre, cuando se penetra en su verdadero ser […] Dios ha construido su cielo en el hombre, hermoso y grande, noble y bueno; porque Dios está en su cielo, es decir, en el hombre. Él mismo dice que Él está en nosotros, y nosotros somos su templo”.
7.- Kant. Somos ciudadanos de dos mundos. Uno de ellos es accesible al conocimiento humano. El otro no lo es. Y estamos destinados a volar hacia el infinito. Hacia la Filosofía. No lo podemos evitar.
8.- Otra lectura que considero ineludible: Max Scheler: Die Stellung des Menschen im Kosmos, que creo que debería traducirse como La posición del hombre en el cosmos.
9.- Estructuralistas franceses. El fin del hombre. Todo es estructura meta-humana. [Véase Levy-Strauss].
10.- Humanismo político. Sacralización del ser humano. Construcción y custodia de sistemas políticos basados en el carácter sagrado del ser humano individual. Declaración universal de los derechos humanos. ¿Pero qué ocurre si ya no es claramente identificable un ser humano? Sugiero la lectura de este libro de Francis Fukuyama [Véase aquí]: El fin del hombre: consecuencias de la revolución biotecnológica, Ediciones B, 2002. La sacralización del ser humano (por el ser humano). Sugiero también esta lectura: Adela Cortina, Las fronteras de la persona, Taurus, Madrid 2009. Sobre esta obra hice una crítica que se puede leer [aquí].
11- Creo también que deben ser leídos estos dos libros de Yuval Noah Harari: 1.- Sapiens: De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad (Debate, 2014). 2.- Homo Deus: Breve historia del mañana (Debate, 2016).
12.- Pero ¿qué dice la Ley… humana? ¿Cómo hay que ser para ser un “Ser humano” y, por tanto, ser la pieza clave de todo el ordenamiento jurídico? El artículo 30 del Código Civil español (tras la reforma de 2011), dice tan solo lo siguiente:
“La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida, una vez producido el entero desprendimiento del seno materno”.
Antes de dicha reforma el citado artículo expresaba lo siguiente:
“Para los efectos civiles, sólo se reputará nacido el feto que tuviere figura humana y viviere veinticuatro horas enteramente desprendido del seno materno”.
¿Ya no es necesaria la “forma humana”? ¿Cómo sería dicha forma? ¿Valdría ser un cerebro en una vasija? ¿Medio cerebro? ¿Qué valdría?
Comparto ahora algunas reflexiones personales sobre ese templo a que se refería Paracelso:
1.- Dijo Michel Foucault [Véase] que no son los hombres los que hacen los discursos, sino los discursos los que hacen a los hombres. La diosa Vak dijo algo similar — hace más de tres mil años — en el himno del Rig Veda que inspira mis bailarinas lógicas.
2.- “Ser humano” es una palabra. No somos seres humanos. La Poesía [véase] —el grupo de bailarinas lógicas que hayan conseguido sobrevivir en “nuestra” mente — nos hace vernos como seres humanos. O no. Una cosa es nuestro yo esencial (“metalógico”), y otra nuestro yo “lógico”: lo que vemos de nosotros mismos a través del filtro lingüístico-poético. Pero ¿de qué abismo innombrable surge ese poetizar que toma nuestra mirada… ese poetizar que nos hace vernos como “seres humanos”?
3.- Como afirmé en Progreso [Véase] creo que lo “humano” no exige una forma concreta —ni siquiera un genoma concreto—, sino una esencia, digamos, metafísica (por no reducirse a las formas de lo físico): filósofos capaces de amar (y de soñar y hacer soñar)… incluso adoptando la forma de centauros, o de nubes, o de lagos perdidos, nunca visitados, pero llenos de mágicos seres. No ofrezco una definición. Se trata de una sugerencia de creatividad, de poetización, de hechizo, de identificación. Lo que somos, más allá de las poesías, es inefable.
4.- Podríamos decir, desde las metáforas, siempre desde las metáforas, que somos una sombra: algo innombrable, impensable, imperceptible, que (creativamente) sueña mundos: que sueña seres humanos. Y que se identifica con ellos. Y se religa ‘desde arriba’ con ellos [Véase Religión]. O no se religa. El sistema Samkya de la filosofía india: saber que no se es lo fenoménico (lo que se presenta como objetivo, la “materia”).
En cualquier caso yo amo a lo seres humanos, a esas misteriosas creaciones. Y no lo puedo evitar además.
David López